miércoles, 7 de septiembre de 2016

¿Cuanta serenidad necesita un poeta?

-¿Cuanta serenidad necesita un poeta?
¿O cuanto caos?
¿vivir que clase de guerra interna?
¿o habitar qué tipo de infiernos?
- Nunca lo podré entender -contesté con cierto sarcasmo-
-Bueno, pero tú escribes poesía...
(no sabía si preguntarme o afirmar)

-Yo no escribo poesía:
Esa explosión interna como supernovas que parece que te incinera por dentro
pero solo te aviva
ese sentimiento de incertidumbre
el derramamiento de sesos encima de una mesa ocupada por musas
elaborada por demonios
ambientada en infiernos
ese vestigio de súplicas internas sin redención
sin mirada
donde nos contaban los minutos
(y yo que pensaba que era al revés)
Ese fuego que perdona a los verdugos y transforma veneno en sabia
esa inmundicia que se acumula en el cajón  de los rencores
con sed de venganza, venganza compasiva
esa que te exprime la cordura como si todo esto fuese amorfo
porque si
a nuestro gusto
el flagelo del insomnio
el murmullo de la impotencia que se ven aplastadas
por el universo que hay dentro de ti
Sin fingir
sin pretender
sin demostrar
sin cubrir (se)
ausencia vacía de ausencia
reflejos de charcos en los ojos de la gente
agujas de reloj clavándose en venas
haciendo su parte
matar lentamente
de amigos viejos
de ojos azules
ojitos fuertes
como una oda
como una soga
como un grito
como pegote de sangre en herida antigua
que ya solo puede hacer reir
esa tormenta que pasa por las manos equivocadas
sin lágrimas que la exalte
esa verdad que sabes que existe
que es posible
que habla de ti y del mundo cuando era nuestro... 
y de revoluciones... a muchas velocidades
Ese no rendirte tatuado en código genético escrito
Ese mandarlo todo a la mierda sin muchas explicaciones
porque no las necesita...
estar drogado
SIN VER-GÜEN-ZAS

Eso... 
eso que sientes ahora mismo, eso es poesía.