sábado, 15 de noviembre de 2014

No estás...

Me levanto casí sin ganas, casi obligada por la rutina con el pelo anarquista y los sentimientos por el suelo, de la noche anterior.
Me miro en el espejo y las ojeras cada vez son mas largas, casi puedo pisarlas, la cara pálida me dice que la apuesta resultó siendo toda una completa farsa.
Y que cada vez que me miro después de lavarme la cara es: otró día más con el que podrás, pero no, hoy no será.
Yo... no puedo más casi, y tú no estás.

¡TE ATREVES A NO ESTAR!

Con lo bonita que es tu maldita presencia, y encima te das el lujo de poder y no querer salvarme. Pero decirte que tengo una sonrisa, no sé en dónde. probablemente se ha quedado contigo el día que te fuiste, pero iré por ella y te la quitaré de las manos. Me la pondré en mi boca, y diré que nada ha dolido.

Aunque claro, siga mintiendo. 

-¡En abosuto mente estúpida, deja de hablarme mientras escribo!-


Como iban diciendo mis manos:
Maldito tu silencio ensordecedor que solo da espacio a que suenen las hojas abatidas por el viento.
Y maldita tu ausencia que se anida en mi cama para hacerla más fría, para recordarme que no tengo quien me caliente los pies y me abrace cuando se lo pida.
Y malditas las veces que estuve a tu lado en las que no me podía permitir pensar en morir, en las que reíamos, o yo te contaba historias de las que te gusta escuchar.
Y maldita la poesía que viene a hacerte, de la nada, como si fuese tan fácil hacer algo tan hermoso. Tan fácil convirtiéndote en musa.
Al final del dia ¿Como quieres que logre dormir, si cuando cierro los ojos también te veo?

Arena.

Sigue siendo madrugada...
Son las 5:41 de la tarde, pero dentro de mí, sigue siendo madrugada.
Como un pequeño gran naufragio emocional, como un laberinto oscuro, donde la puerta tiene la llave puesta.
¿Pero la puerta? ¿Dónde está? que por su búsqueda voy perdida.
Yo quería dibujártela en la piel, pero vino el viento y se la llevó de mis manos... 
-Después de todo, eres arena.-
Y yo que llegaba con el corazón rebozante, con las ganas intactas, con la piel apacigüada, esperando que vinieras tú a hacerla estremecer, erizar, convertirla en huracán, en tormenta. 
Pero no, y sin embargo sigo aqui a ras de fuego a la espera de la locura mas absoluta con las piernas temblando y la poesía tocando a mi puerta. A la puerta de mi sótano mental.
Que me envuelva y me devuelva la vida lo que me han quitado las despedidas y las pequeñas muertes prematuras. 
Que me devuelva los dias oscuros y las noches llenas de cigarros a medio fumar, uno por cada historia sin terminar.
Que me deuelva lo que sus labios me quitaron, mordiéndome cada poro hasta que lograste extraer el veneno que me comía por dentro.
Que me devuelva la piel que me quitaste con las manos, a rasguños. Gritándome: lujuria y placer.
Que me devuelva las poesías que escrbí para ti y que no te di. Y las que te di, guárdalas para que te maten cuando te esté torturando mi recuerdo, mi ausencia.
Que venga la vida y me compense las veces que me bebí y fumé hasta casi suicidarme; los recuerdos, los resquicios de sentimientos que la gente va dejando, la impotencia de no lograr acabar con todo lo que me hace daño, lentamente... agonizantemente; la ansiedad y la desesperación de no lograr parar antes de fallarme a mi misma.
Y así han pasado años...

Hoy me di cuenta que me gusta tenerte, despertar por la mañana y saber que hay libros encima de la mesa y tu pelo sobre mi almohada pero tampoco y todo se va yendo y la angustia que viene con los labios carnosos -tengo que decirlo- pero que quieren morderme hasta devorarme. Y yo con los nervios en la boca y contradictoriamente sentada, intacta. en shock... Esperando, escribiendo. Que venga viento, que acabe con todo.
Que en ésta madrugada interna, que en ésta noche oscura donde los gatos no maullan, han muerto de curiosidad, donde el fuego de la vela quema mis pestañas... -La encendí con el mismo fuego que tú dejaste en mis ojos-, y las plumas con las que escribo cada folio, me las voy cosiendo a la espalda a ver si llegas de una vez y me sacas por la ventana...
Pero no. Siempre en tus labios será no. y yo mientras tanto procuro ser muro para no ser derrumbada.
Pero en cambio, aquí me tienes, como tu piel... desmoronada como la arena, agotada de ser inútilmente contada para salvarguardar sueños, sueños llenos de insomnio, sueños sin cumplir, o calentar pies en noches frías.
Y mientras, pasan los días llenos de luz y dentro sigue siendo madrugada, hasta que llegue el arcoiris que tienes en los ojos.

Ahora son las 6:27, un poco más de noche pero como al principio. Madrugada.