Me levanto casí sin ganas, casi obligada por la rutina con el pelo anarquista y los sentimientos por el suelo, de la noche anterior.
Me miro en el espejo y las ojeras cada vez son mas largas, casi puedo pisarlas, la cara pálida me dice que la apuesta resultó siendo toda una completa farsa.
Y que cada vez que me miro después de lavarme la cara es: otró día más con el que podrás, pero no, hoy no será.
Yo... no puedo más casi, y tú no estás.
¡TE ATREVES A NO ESTAR!
Con lo bonita que es tu maldita presencia, y encima te das el lujo de poder y no querer salvarme. Pero decirte que tengo una sonrisa, no sé en dónde. probablemente se ha quedado contigo el día que te fuiste, pero iré por ella y te la quitaré de las manos. Me la pondré en mi boca, y diré que nada ha dolido.
Aunque claro, siga mintiendo.
-¡En abosuto mente estúpida, deja de hablarme mientras escribo!-
Me miro en el espejo y las ojeras cada vez son mas largas, casi puedo pisarlas, la cara pálida me dice que la apuesta resultó siendo toda una completa farsa.
Y que cada vez que me miro después de lavarme la cara es: otró día más con el que podrás, pero no, hoy no será.
Yo... no puedo más casi, y tú no estás.
¡TE ATREVES A NO ESTAR!
Con lo bonita que es tu maldita presencia, y encima te das el lujo de poder y no querer salvarme. Pero decirte que tengo una sonrisa, no sé en dónde. probablemente se ha quedado contigo el día que te fuiste, pero iré por ella y te la quitaré de las manos. Me la pondré en mi boca, y diré que nada ha dolido.
Aunque claro, siga mintiendo.
-¡En abosuto mente estúpida, deja de hablarme mientras escribo!-
Como iban diciendo mis manos:
Maldito tu silencio ensordecedor que solo da espacio a que suenen las hojas abatidas por el viento.
Maldito tu silencio ensordecedor que solo da espacio a que suenen las hojas abatidas por el viento.
Y maldita tu ausencia que se anida en mi cama para hacerla más fría, para recordarme que no tengo quien me caliente los pies y me abrace cuando se lo pida.
Y malditas las veces que estuve a tu lado en las que no me podía permitir pensar en morir, en las que reíamos, o yo te contaba historias de las que te gusta escuchar.
Y maldita la poesía que viene a hacerte, de la nada, como si fuese tan fácil hacer algo tan hermoso. Tan fácil convirtiéndote en musa.
Al final del dia ¿Como quieres que logre dormir, si cuando cierro los ojos también te veo?